Opinión
Partidos sin candidatos y candidatos sin partidos
Por: Johnny Alvarado Domínguez- Docente y periodista
Las necesidades como país son impostergable. Con una delincuencia que arremete sin piedad. Una economía que requiere reactivarse de forma inmediata. Con un fenómeno de El Nino que, según proyecciones de institutos especializados acometerá con vesania. Con sistemas de salud y educación decadentes y que requieren atención prioritaria. Con todo este antecedente oprobioso debido a la negligencia estatal, uno de los ocho candidatos que se postularon a la presidencia y que resulte ganador debe hacerle frente a esta gama de problemas sin dilatoria alguna.
Los candidatos, como siempre lo hacen en campaña, dicen tener solución para todo, aunque ya en el poder no logran resolver nada. El ejemplo más reciente, es el tristemente célebre Guillermo Lasso Mendoza, quien prometió soluciones en 100 minutos y no logró materializarlas en 24 meses. Pero más allá de propuestas incumplidas y de dádivas que siempre prometen y no ejecutan, los candidatos esta vez han alquilado banderas políticas que guardan relación con sus intereses y no con sus ideologías. El panorama es crítico, desconocidos que buscan saltar a la palestra pública para pescar a río revuelto y agrupaciones políticas en declive que de no terciar y sacar un resultado mínimo desaparecerán.
Ante esta observación que la realizan no solo periodistas sino también la ciudadanía en general, los políticos se escudan bajo el argumento de que la realidad del país no admite miramientos ideológicos sino la actuación inmediata de las autoridades. Pero esa premisa, aupada en los intereses de los candidatos no convence. De lo contario, cómo se explica que la Izquierda Democrática estuvo cerca de auspiciar la candidatura de Otto Sonnenholzner, vinculado con la derecha costeña, y que Xavier Hervas que en el 2021 fue la carta de esta tienda política haya buscado un partido que lo auspicie. Eso sin contar con los típicos bamboleos de Centro Democrático, que patrocina por intereses y no por convicciones, ni ideologías. Una muestra es que antes apoyaron al correísmo y ahora junto al PSC promocionan a Jan Topic.
Que el Partido Social Cristiano y la Izquierda Democrática -que fueron gobierno entre 1984 con León Febres Cordero y 1992 con Rodrigo Borja Cevallos- aúpen a candidatos no militantes de sus tiendas da cuenta del debilitamiento de estas organizaciones en donde prima la figura del personaje sobre la ideología partidista.
Esto lanza al traste el verdadero sentido de formar militancia de conceptos claros. Si esto ocurre en dos partidos con historia, qué se espera de movimientos de alquiler en donde los candidatos son puestos a dedo para que sus logos no desaparezcan de la papeleta. Las alarmas se deben encender; partidos sin candidatos y candidatos sin partidos.
Otro ejemplo de esta falencia es Jan Topic quien llega por primera vez a esta contienda de la mano del PSC y con la promesa de ocuparse, sin miramientos, del problema más complejo que tiene en la actualidad Ecuador: La inseguridad.
Tiene algo de liderazgo y sin partido propio busca ser presidente. Pero no debe olvidar que, si bien las arremetidas de la delincuencia es un problema para resolver, Ecuador afrontar graves conflictos económicos y sociales.
Un candidato que se muestra con posibilidades es Yaku Pérez, quien en el 2021 casi deja afuera de la segunda vuelta a Guillermo Lasso. Hace 2 años arribó como candidato ambientalista, pero ese discurso frente a necesidades más apremiantes hoy resulta manido. Pérez aparece arropado con la bandera de Democracia Sí, del ex ministro del correísmo Gustavo Larrea y la del Partido Socialista Ecuatoriano. Yaku junto a Sonnenholzner son las caras más conocidas en esta contienda, que tiene como nuevo personaje a Daniel Noboa, hijo del magnate bananero Álvaro Noboa.
Daniel apareció en la órbita política como asambleísta y aunque ha tenido conflictos legales con su exesposa, se lanzó como candidato de ideas nuevas y dispuesto a lograr un objetivo que a su padre le ha sido huidizo en 5 ocasiones.
El candidato más afín de la derecha serrana es Fernando Villavicencio. La bandera de lucha del ex asambleísta es haber presidido la Comisión de Fiscalización y desde ahí afianzarse como contario al correísmo. Pero ese discurso no le alcanza para levantarse con la victoria que tanto anhela el graduado de periodista. El conglomerado social quiere que le resuelva los problemas más intrincados y no solo denuncie y acuse, independiente, si son culpables o no. Si bien la lucha contra la corrupción es vital en la sociedad ecuatoriana, sus investigaciones parecen teledirigidas al correísmo y ha dejado de lado las presunciones que existen en contra de los gobiernos de Moreno y Lasso.
La última baraja del tablero político se presentó en Manabí. La candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González es la única mujer que participará como aspirante presidencial. Su trayectoria está estrechamente vinculada al gobierno de Rafael Correa. La manabita corre sin alianzas partidistas y eso le genera la ventaja de llegar sin compromisos a gran escala y de la mano del movimiento político que se alzó con las tres prefecturas más grandes del país, así como las alcaldías de las dos ciudades más importantes del Ecuador. Sus perspectivas de triunfo se fundamentan en el 30% del voto duro que tiene su movimiento y de la agilidad y destreza que muestre en campaña. (O)
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