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La seca, la meca y la tortoleca

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Por: Johnny Alvarado Domínguez-Periodista

La frase pocos la recuerdan, la pronunció León Febres Cordero en 1984, cuando debatió con Rodrigo Borja. Ambos disputaban la Presidencia de la República, y aunque Febres Cordero llegó a la segunda vuelta detrás de Borja, aquel debate le permitió perfilarse como el virtual ganador. Firme en sus conceptos, claro y elocuente en cada intervención. No dudó ni un segundo en embestir a su adversario las veces que lo requería. Lo tensionó y lo hizo titubear en varias ocasiones. Radical -en forma y fondo- y al puro estilo “guayaco” lo cercó. Míreme a la cara doctor Borja… si lo miraba le obedecía y si no, lo humillaba. Poco antes de terminar el debate le dio la estocada final. “hable claro, usted es el rey del zigzagueo, ya déjese de La seca, la meca y la tortoleca”. Y vaya que Borja no era ningún improvisado, por el contrario, el expresidente es un caballero de amplia cultura.

La frase, hace casi 40 años era muy conocida y hacía referencia cuando una persona daba muchas evasivas y ambigüedades ante una pregunta. Debo confesar que jamás voté por los socialcristianos, pero León era caso aparte. Jamás le tembló la mano para tomar decisiones fuertes y radicales. Muy frontal y desafiante con sus contendores. Nunca necesitó emisarios para decir lo que pensaba a sus opositores.

Y aunque la expresión, cayó en desuso, en estos momentos de tensión nacional la frase adquiere sentido. Con una delincuencia que acecha en todos los niveles sociales, falta de empleo, un invierno que acomete con furia y para variar los ecuatorianos guiados por un gobierno en franco declive, tan solo entibado por 4 fulanos inverecundos que se creen los mesías de la comunicación y no llegan ni a «Cheerleader» del poder.

Uno de ellos aseguraba -como voz autorizadas- que el escaso porcentaje de popularidad de Guillermo Lasso no era causal para sacarlo del poder y con esa pantomima -propia de los cínicos con micrófono- advertía al pueblo, que ni se les ocurra botar a Lasso porque, su escasa popularidad y su inercia no constituían motivos para defenestrarlo. Hizo un llamado a la unidad y minimizó las protestas ciudadanas ante el incumplimiento de sus propuestas de campaña. Todo hace sospechar que su misión es defender a ultranza a un gobierno que según -las mismas encuestas- ya no representa a nadie.

Lasso hace méritos todos los días para recibir el repudio ciudadano, solo horas después del terremoto que asoló a la provincia de El Oro, blandió un plan de acción emergente para mitigar el impacto del movimiento telúrico. En rueda de prensa parece estar pendiente de cada acción. Asienta con la cabeza como si todo -absolutamente todo- está bajo control, pero la realidad es que no entiende, ni soluciona nada. En una foto condenatoria se ve a Lasso con cara de preocupación -aparentemente tomando nota- pero desde otro ángulo se atisba que ni siquiera existe un papel debajo del bolígrafo.

Hace más de 6 meses en una entrevista con Rafael Cuesta en Tc Televisión, canal administrado por el Estado, también mostró un mamotreto, que no permitió husmear al mismo periodista. Según el banquero y ahora presidente tenía la fórmula mágica para convertirnos en una isla de paz -ante la delincuencia- pero no ha dado ni el primer paso para lograr ese objetivo.

El equipo de comunicación de Lasso no lo expone a ruedas de prensa, seguramente por sus limitaciones lingüísticas y la nula obra pública que ha ejecutado en casi dos años en el poder. En sus intervenciones ante la prensa solo brinda declaraciones y evita a toda costa entrevista en donde no haya lisonja y adulos a sus accionar. Sin embargo, cuando decide salir en directo en una entrevista requiere de todo tipo de ayuda, porque sus palabras son tan dispersas, como sus acciones. Quiere decir mucho, pero no comunica nada. Figúrelo usted mismo frente a León Febres Cordero -sobrevolando todo- pero sin argumentos sólidos. Usted ya conoce la respuesta: “La seca, la meca y la tortoleca”. (O)

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