Opinión
La igualdad desde la construcción social
Por: Johnny Alvarado Domínguez- Periodista
La lucha de género en esta última década -y mucho más luego de la pandemia- se ahondó y agarró una vesania inusitada. Si bien la desigualdad entre hombres y mujeres ya nos había enfrentado, esa agenda feminista, en la que luchan en contra de los hombres se ha vuelto una retórica constante. Y más que ello se instauró en la cabeza de varias féminas que lo pregonan al mundo que ellas pueden solas. Y no es que no puedan -seguro y sí – pero el asunto no radica en si lo hacen o no; más bien en que la lucha no se debe enfocar en el género, sino en las desigualdades y abusos que -por cierto- existen de parte y parte. Así con la agenda de confrontaciones bajo el brazo… ¡zas! se enciende -una vez más- el debate, el litigio y la controversia.
La ruptura de la cantante colombiana Shakira con el ex defensa del Barcelona de España Gerard Piqué no solo que alborotó el avispero de las feministas, sino que las empoderó mucho más. Los medios de comunicación no escatiman esfuerzo para contar la historia con ese sesgo de apoyo al más vulnerable, por ellos son más empáticos con la artista. En ningún instante estoy en favor del maltrato psicológico mucho menos físico a ningunos de los 2 integrantes de una pareja de esposos. Pero con lo rápido que evoluciona el mundo, no solo las mujeres son vilipendiadas en una relación. Existen cientos de denuncias -en menor medida- de hombre que también sufren maltrato y vejámenes. Pero el desbalance se nota porque los caballeros por ego y vergüenza no denuncian los desagravios.
El pasado 8 de marzo, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer se repasó como el feminismo ha evolucionado. Se ha hecho creer a la sociedad que esa lucha de la mujer por igualdad de condiciones está emparentada con -mujeres locas y extravagantes- o histéricas que odian a los hombres y se creen superiores a ellos. Y no es así. El asunto no se debe enfocar por odios o poderes, más bien se debe trabajar desde la construcción social que hombre y mujer son un complemento; y si bien ellas han ganado terreno por méritos propios eso no debe desencadenar en una lucha de géneros sino en ser complemento.
Lo litigante de esta última parte es que los comportamientos son dispares. Las féminas pocas veces hablan claro y dicen qué les ocurre. Y esto genera que se preste para memes y sarcásticos manuales para tratar de comprenderlas. Las quejas de los hombres son casi generalizadas, no somos adivinos, ni pitonisos para saber qué piensan, ni qué quieren. Esa facultad no logramos desarrollar. En otras palabras, o nos dan un curso intensivo de cómo interpretar sus apetencias o un manual para entenderlas. Y esto que no suene machista porque simplemente no lo es. No estoy en defensa de mis congéneres.
Es lógico pensar que somos diferentes en varios aspectos, pero aquello no debe ser motivos de enfrentamientos, más bien debería generar un punto de apoyo que sirva para empoderar a la pareja y así lograr salir de los badenes que acostumbramos a meternos cuando estamos en matrimonio. La guerra mediática -porque dos personajes conocidos se separan- no debe ser modelo para que surjan agresiones en las redes sociales.
Un amigo le escribió en enero del 2020 un poema a su esposa -precisamente antes de la pandemia- en él daba cuenta que el amor de pareja se construye precisamente desde los cimientos de las diferencias. Porque somos dos seres asimétricos y excepcionales/que nos amamos aún siendo temperamentales. Vivimos un amor que nos hizo elevar hasta el cielo/ sin olvidar los males de este mísero suelo.
Es momento que la guerra amaine, que la compresión sea un lenitivo de tanta confrontación, solo así lograremos en pareja, que nadie se salpique. (O)
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