Ciberacoso, una epidemia digital que necesita nuestra atención

Por: Nathaly Erazo, estudiante de Derecho.

Es impresionante leer el sinnúmero de comentarios vertidos ante el vídeo de dos jóvenes que mantenían relaciones sexuales en el sistema de transporte aerosuspendido y que -sin consentimiento alguno- se viralizó en Ecuador las últimas horas. Situación que podría ser penado de uno a tres años por el delitos contra el derecho a la intimidad, según se estabe en el artículo 178 del Código Orgánico Penal Integral (COIP).

Sí, es verdad, el error de estos dos jóvenes son indefendible, pero más allá de aquello, ¿hemos analizado el ciberacoso que han recibido? El ciberacoso implica el hostigamiento, la intimidación y la persecución de alguien a través de medios digitales, lo cual es perjudicial y dañino para la persona afectada. El hecho de que alguien pueda tener diferencias morales o desacuerdos con otra persona no justifica ni valida el acoso en ninguna circunstancia.

Incurrir en esto no es una forma justificada de expresar desaprobación moral. En cambio, se deben emplear el diálogo, el respeto mutuo y la empatía para abordar los desacuerdos de manera pacífica y constructiva. Fomentar el respeto y buscar soluciones constructivas es esencial, evitando recurrir a la agresión o al acoso, rechazando claramente los actos inmorales pero no justificando un acto inmoral con una ola de acoso.

El problema de fondo fue que todos los que difundieron este material audiovisual, cometieron acoso y un sinnúmero de comentarios retrógradas y fuera de lugar con respecto al tema, que para nada debería ser normalizado. Como ciudadanos exigimos a las autoridades leyes para que se sancione a los que las incumplen, pero somos los primeros en hacer caso omiso cuando una situación genera morbo.

Columnista invitada.