Opinión
900 días de ineptitud
Por: Johnny Alvarado Domínguez-Periodista
A una semana de entregar el poder, Guillermo Lasso Mendoza está a punto de entrar a la historia como el presidente de cuya mano Ecuador pasó a tener a dos de sus ciudades entre las más peligrosas del mundo. El exbanquero que fue elegido para gobernar entre el 2021 y el 2025 decidió activar la muerte cruzada, justo cuando la Asamblea Nacional se prestaba a iniciar un juicio en su contra por presuntos actos de corrupción. En la actualidad Lasso lo único que genera es rechazo de los mismos electores que le dieron su voto en el 2021.
Pero, ¿qué legado deja Lasso que exacerba al pueblo? Ciudades como Durán y Guayaquil entraron en este gobierno en la lista de las urbes más violentas del mundo. El país afronta un gran deterioro de las entidades públicas a vista y paciencia del exbanquero, que le dijo al pueblo tener la solución a todos los males. Sin embargo, todo fue una burda falacia de este bucanero vanidoso que buscó el poder para alimentar su ego, porque de nada le sirvió recorrer por 10 años todo el país, escribir dos libros llenos de fábulas, e inventar personajes de vidas paupérrimas como Fabián y Lorenza, a quienes nadie conoce.
Pero aún con sus zapatos rojos manchados de sangre, con un país sumido en el oprobio, endeudado, con escasa obra pública, sin los 2 millones de empleos que ofreció y una carencia absoluta de políticas económicas coherentes, el tristemente célebre Lasso Mendoza asegura que se va con la frente en alto, con la conciencia limpia, sabiendo que entró por la puerta grande y saldrá por la puerta grande como un demócrata. Presidente fantasioso, porque la realidad es que los ecuatorianos lo quieren despedir por el caño del retrete.
La vanidad del bachiller no tiene límites. Aprovecha sus últimas horas en el palacio de Gobierno para consentirse con medidas que él mismo abolió. Lasso quiere seguridad al dejar el poder. Unos de los recientes decretos ejecutivos garantizan una escolta de seguridad de dos años, para él y su esposa, dentro y fuera del país. Medida contradictoria porque en agosto del 2021, luego de 3 meses de asumir la presidencia reformó un decreto similar de Rafael Correa en donde se dotaba de protección por un año a los expresidentes y por seis meses a los exvicepresidentes. En otras palabras, cuando se trató de otros resultó exageración, pero como ahora es él, quiere dejar un mensaje claro; su abolengo está por encima del común de los mortales. Así de baladí siempre fue el banquero destructor.
A eso súmele que está a punto de publicar su tercer libro titulado ‘900 días de gobierno’, en donde el decadente mandatario narrará sus logros. El simple anuncio levantó las críticas y curiosidad en las redes sociales. Algunos ecuatorianos esperarán el libro para saber qué dislate narrará en ese pasquín, no por bueno sino por lo cantinflesco que siempre resultó Lasso.
Seguro narrará sobre la dotación de armamento sofisticado a la Policía para que combata al crimen organizado, o tal vez dará cuenta de cómo logró construir viviendas populares para el pueblo. O quizás argumente sobre la venta del avión presidencial que tantos desdenes le hizo, pero que en él viajó 36 veces en los 28 meses de su desastrado gobierno; más allá de que juró jamás subirse por tratarse de un lujo socialista.
Lasso nunca logró conectar con el pueblo, al final termina sus días en Carondelet como un simple bufón. Su mandato concluye en medio de apagones, la responsabilidad el pueblo se la endosa a él sin miramientos, pero como es costumbre, Lasso prefiere mirar a otro lado.
Se vanagloria por dejar un país mejor que el de mayo del 2021, pero hace caso omiso a los cientos de miles de ecuatorianos que protagonizaron una huida masiva en busca de empleo. Las cifras del Ministerio de Trabajo revelan que solo en octubre se perdieron más de 75.000 puestos; 23% más que el mismo mes en 2022. Pero el “señoritico” está empeñado en publicar su libro con todos sus logros que dice haber conseguido. Nada más vanidoso que eso. Seguro aspira a que un día se levante un monumento a su nombre… de eso no queda duda, será el monumento al inepto, porque en esa categoría Lasso no tiene competencia. (O)
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