La naturaleza nos grita

El mundo está en terapia intensiva, nuestro pueblo comienza a facturar negligencias de pésimos líderes, la tierra ya no resiste y podemos escuchar sus latidos defectuosos que claman ayuda.

Las recientes lluvias son una radiografía perfecta que indica nuestra preparación y resiliencia ante eventos naturales. Tal vez este sea un grito de la naturaleza por los agravios cometidos en la comercialización y explotación de nuestras áreas verdes.

Lo sucedido en Quito es una muestra de aquello y somos testigo de las víctimas que está cobrando el aluvión. Al igual que en otras ciudades del Ecuador como La Maná, Zaruma y en Río Coca, Durán no es la excepción.

La venta de áreas verdes, la explotación del Cerro Peñón del Río y la expropiación de reservas naturales como el Lago de Brisas de Santay evidencian la poca preocupación social y política por conservar la naturaleza en nuestro pequeño pedazo del planeta.

Añadido a eso el crecimiento urbano de Durán realizado sin regulación generan problemas en el futuro como lo sucedido en El Recreo. Aquí se espera que pase para reaccionar y desplazar la responsabilidad de las autoridades a los ciudadanos de pie muestra las falencias en respuesta de la gestión actual.

¿Tenemos que esperar más muertos, a parte de los asesinatos a diario, para ahí reaccionar como se debe? No lo creo. La naturaleza sólo hace su trabajo.