La inoperancia y la lisonja acorralan a Lasso

Por: Johnny Alvarado Domínguez-Periodista

Durante 28 años en ejercicio del periodismo entrevisté en 3 ocasiones a Guillermo Lasso, la primera en 1999 cuando ejercía como Gobernador del Guayas y las siguientes en el 2004 y 2013. Aplomado en sus conceptos y modosito en sus ademanes. Directo y claro, pero con remilgos exagerados para hablar de la gente que trabajaba con él o afines a sus ideas. Siempre he pensado que el candidato que gana las elecciones presidenciales no asimila con rapidez el litigio en que se embarcó; y que tarda mucho en asemejar los problemas reales que tiene una nación. No dudo que Lasso, al igual que los otros ecuatorianos que ganaron la presidencia, llegó con las mejores de las intenciones, pero de ellas -decía mi abuela- está empedrado el infierno. A las buenas intenciones me refiero.

Uno de los primeros errores que cometió -el ahora abucheado Lasso- fue prometer que nos sacaría del letargo social y económico que experimentamos. Dijo que requería 100 minutos. “Con mi equipo estamos preparando un proyecto para que en los primeros 100 minutos de gobierno podamos arreglar el desastre que hoy atravesamos”, así lo mencionó el exbanquero; y con esa retórica cargada de vocinglería sin sentido, hizo alucinar un mejor país al menos a sus coidearios. Ya tiene 22 meses en el cargo y no arregla ni lo más elemental, que es la seguridad.

Insisto, Lasso debe ser muy humano, más allá de sus limitaciones políticas y escasa coherencia; arribó a ejercer con los mejores propósitos. La pregunta que se hacen quienes votaron por él -por suerte yo no-, es qué pasó. Porque la inercia, si llegó para arreglar todo lo que no servía, a derruir hasta el último resquicio del correísmo que tanto daño le hizo al Ecuador. La formula parecía sencilla, hacer todo lo contrario de Correa y así sacarnos del oprobio. Algunos analistas enfatizaron que no se trataba de hacer lo contrario, sino más de lo que hizo quien lideró la Revolución Ciudadana.

La regla parecía fácil, mejorar el equipamientos de la Policía, dotar de instrumentos médicos y fármacos a los hospitales públicos, aumentar el cupo de ingreso a las universidades, optimizar la educación básica y media, construir más carreteras y mejorar su mantenimiento, aumentar las plazas de trabajo -prometió 2 millones en 4 años-, entregar becas a los mejores alumnos para que estudien en el exterior, activar la obra pública y una serie de programas sociales que esgrimió en el conversatorio organizado por el Consejo Nacional Electoral.

Si así de fácil era hacer olvidar a Rafael Correa, la fórmula le jugó un duro revés, las elecciones seccionales del pasado 5 de febrero, sepultaron la tímida pretensión de Lasso a reelegirse. El ciudadano no ha visto materializada ninguna de las propuestas de campaña. Esto generó desazón entre sus acérrimos seguidores. Qué pasa en el interior del gobierno. Lo ocurrido en el cantón Alausí desguarnecido por completo lo que muchos ya sospechaban. El equipo de trabajo de Lasso está repleto de una sarta de buenos para nada, de una ringlera de aduladores y lambones que más cuidan sus puestitos que los intereses que como país deben primar.

Lasso no sale bien librado del aspaviento social, sus últimos 2 meses en el cargo están repletos de cuestionamientos, pifias y abucheos por lo inoperante que resultó, no solo él, sino también su séquito de ministros como el Pablito, rey del adulo y la coba. Precisamente esto último minó la senda de Lasso, tanto así que la Corte Constitucional concedió el dictamen favorable que fue requerido por la Asamblea Nacional para llevarlo a juicio político, por supuesto peculado, delito contra la administración pública.

El camino de Lasso cada vez se torna más agreste y lleno de abrojos. De nada le sirvió recorrer por más de 12 años el país, porque jamás canalizó las necesidades más apremiantes del pueblo. Su accionar torpe y burdo generó el rechazo de la gente. En su visita a Alausí sintió la aversión de sus habitantes enardecidos porque se pudo evitar la tragedia y no se lo hizo. Horas negras se le vienen, tiene 2 opciones, allanarse a lo que le imponga la Asamblea o demostrar que tiene cojones y llamar a muerte cruzada. El balón quedó en su cancha señor presidente o se sacude de una vez por todas o sigue inmerso en esa nube rosada hasta donde lo arrastran aquellos aduladores que solo alimentan su ego.(O)