La “goleada” del 9 a 2

Por: Johnny Alvarado Domínguez– Periodista

Como aviso anunciador, las encuestas que realiza Omar Maluk dieron -desde marzo y la segunda semana de abril- los resultados no oficiales más próximos a la realidad. Las cifras fueron similares a las presentadas por el Consejo Nacional Electoral la noche del 21 de abril; en donde el No triunfó sin lenitivos en las preguntas D y E.

Una vez conocidos los resultados, las celebraciones iniciaron. El Gobierno del presidente Noboa daba cuenta del aplastante triunfo de 9 a 2 a sus opositores más acérrimos, los correístas. Mientras en la orilla contraria, los de la Revolución Ciudadana -entre aplausos y vítores- festejaban que las dos preguntas de mayor trascendencia para el gobierno de Noboa se hayan quedado en el tintero.

El triunfo matemático de Noboa de 9 a 2, le resulta muy desabrido. Las preguntas cruciales sobre el trabajo por horas y el arbitraje internacional fueron lanzadas al tacho de basura por un pueblo que durante la semana más decisiva sufrió no solo cortes de energía prologados, sino también una escalada de violencia. Pero lo más complejo de digerir fue atisbar a un presidente que se dice y se contradice; y a una prensa que lejos de orientar se limita a la lisonja y al adulo. Porque es más cómodo aplaudir al errado, que increparlo para que rectifique. La prensa mercantilista se ha convertido en simple cachiporrera del poder. Ha perdido el horizonte y los periodistas nunca encauzaron al presidente, ni lo libraron de impresiones como las cometidas al referirse a temas relacionados con los cortes de energía.

Pero si bien el Gobierno perdió en las 2 preguntas que más énfasis le puso, no se puede desmerecer el talante que imprimió el pueblo ecuatoriano a las 9 restantes, todas relacionadas con el combate a la delincuencia, el narcotráfico y la extradición.

Con esa hoja de ruta, muy bien hilvanada por el mismísimo pueblo no quedan excusas, ni dilatorias que valgan para no abordar con urgencia los problemas más medulares que enfrentamos como país.

Es buen romance, no existe goleada. Daniel Noboa no puede seguir creyendo que el triunfo electoral que obtuvo en el 2023 fue por sus méritos propios. Se le debe recordar que el ecuatoriano es -por naturaleza- emocional y que muchos le dieron su voto no por su idoneidad, sino por ir en contra del correísmo. Lo mismo le ocurrió a Guillermo Lasso en el 2021. Canalizó la animadversión a los 10 años del gobierno de Rafael Correa y se alzó con el triunfo. Así pasamos en un rico a otro, con un discurso que exacerba el desdén al expresidente socialista. Sin embargo, en el fondo el país se desangra entre la falta de energía, el aumento de la delincuencia y el narcotráfico, el incremento de impuestos y la casi nula inversión social.

Lo más complejo que tendrá que afrontar Noboa en los 12 meses que le quedan a su gobierno, es la presión social al percatarse de que la consulta de 60 millones, no resolverá los problemas energéticos, ni de inseguridad, ni educación, ni salud. Que debe dar un giro radical de timón en su forma de gobernar o el declive de su popularidad estará a la vista. Esta vez no lo salva nadie de una debacle que lo aleja -cada vez más- de una eventual reelección. (O)