El pedigüeño de Carondelet

Por: Johnny Alvarado – periodista

Cuando Guillermo Lasso ganó la presidencia en el 2021, las expectativas de un cambio radical en el país fueron de tal magnitud que muchos alucinaron un país de ensueño. Los arrumacos entre electores y el poder provocaron una luna de miel que no duró mucho. Ecuador venía de transitar 10 años por las sendas del correísmo y 4 por un socialismo tinturado con los colores de la derecha.

Sin embargo, Lasso quien por más de 12 años se dedicó a recorrer el país, nos vendió la idea de que luego de visitar los recovecos más recónditos de la patria, tenía entre sus manos algo muy similar a una varita mágica con la que en 100 minutos solucionaría hasta los problemas más desmesurados de la nación. En su posesión aseguró que trabajaría con los mejores hombres y mujeres para que Ecuador progrese y hasta prometió que seríamos como Dubái. Esos ofrecimientos de campaña se han convertidos en memes y sarcasmos en detrimento de la imagen gubernamental.

Con 17 meses de gestión es demasiado corto para un veredicto responsable; pero ese statu quo del gobierno de Lasso hace sospechar que el cambio radical no llegará ni por iniciativa, ni impulso del ejecutivo, sino tal vez aupados por las protestas sociales y el descontento popular.

Sobre el tapete los errores saltan a la vista, falta de visión e impericia… El gobierno de Lasso suma erratas y metidas de pata en temas que el poder mediático no tiene reparos en pasarle factura.

Pero lo que más enerva al conglomerado social es ver Lasso pedir ayuda internacional para todo lo que él, sus ministros y secretarios no pueden resolver. Mientras desde Carondelet nos quieren instaurar la idea de que la ayuda externa será un lenitivo para los problemas nacionales, la aprehensión ciudadana es que el gobierno jamás tuvo un plan definido y ya montados en el poder improvisan una y otra vez sin resultados positivos.

En septiembre pasado el presentador de la cadena televisiva CNN Fernando del Rincón puso en jaque el ímpetu de Lasso de pedir ayuda. Le dijo directo y sin rodeos que deje de solicitarla para todo. Eso sin sumar la conversación que tuvo con ex expresidente Correa. De ese acercamiento solo hubo desmentidos y acusaciones mutuas, pero ninguno de los dos dijo que buscaron acuerdos por el bien del Ecuador.

Lo único que quedó en la retina es la imagen de Lasso pidiendo ayuda para combatir el narcotráfico, ayuda para la lucha en contra de la violencia de género y ahora último ayuda para combatir la delincuencia que es, entre otros, el problema más hostil que enfrenta el Gobierno. Y el mismo del Rincón refirió que si tanta ayuda necesita para qué se postuló como candidato a presidente. En realidad, es vergonzoso ver que en quien se confió para dirigir los destinos del país clame por ayuda por cada problema que se le presenta, sin percatarse de que lejos de resarcir su deteriorada imagen ante los ciudadanos, cada vez que demuestra su falta de conocimiento se inmola ante los ojos de los ecuatorianos. Ya deje de ser pedigüeño presidente Lasso y póngase a trabajar. Al fin y al cabo, usted aseguró que sabía como gobernar el país. (O)