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Agarre palco que esto recién empieza
Por: Johnny Alvarado Domínguez – Periodista
Luego de la “muerte cruzada” que aplicó, hecho un nudo, el presidente Lasso, inicia un proceso electoral para elegir a un nuevo presidente y nuevos asambleístas, solo por el resto del periodo que finaliza en mayo del 2025. El litigo más porfiado, sin duda, será por llegar a la Asamblea Nacional en donde se bloquea, habilita y hasta se negocia las decisiones más trascendentales que tenemos como nación.
Sin embargo, en la carrera para arribar a Carondelet ya se presentan precandidatos autoproclamados, arropados en banderas políticas alquiladas, postulados por partidos en declive, salvadores de la Patria y uno que otro saltimbanqui de actitudes teatrales ajenas o lo que demanda ser un verdadero político.
El clamor popular se centra en la seguridad, el empleo, la salud y la educación; quien a más de ofertar muestre la ruta para obtener esos objetivos gozará, sin duda, del voto popular que lo podría catapultar a la presidencia por año y medio.
Pero el camino está plagado de abrojos. El problema de seguridad no solo requiere recursos para combatirlo, sino también para prevenirlo y para ello se necesita invertir en educación, dotar al pueblo de salud y garantizar acceso a un empleo digno. El Estado abúlico que tenemos no ha logrado en 44 años de continua democracia entregar de forma permanente lo más básico al pueblo. Si lo hubiera hecho no afrontaríamos la vesania con la que ataca la delincuencia en las calles del país.
Si bien la carrera política está por iniciar y los competidores son casi los mismos de siempre, debemos reconocer que electoralmente el país está polarizado entre el correísmo y anti correísmo.
El primero apertrechado con más del 30% de voto duro en el país. Con electores radicales en las tres provincias más grandes del Ecuador; Guayas, Pichincha y Manabí, en donde ganaron las prefecturas de forma irrefutable. A ello se suma la gran obra pública realizada en 10 años de gobierno y que la reconocen los mismos opositores -si fue con sobreprecio o no- los jueces deben determinar.
Derruir lo que hizo el correísmo en el país, fue tarea de Lenin Moreno y Guillermo Lasso. Ambos tuvieron en sus manos el poder para invertir en obras, impulsar políticas públicas en beneficios del pueblo, construir un Estado capaz, eficiente y de servicio, pero en seis años no lo hicieron y dudo mucho que en los 6 meses Lasso Mendoza lo logre.
Por el contrario, atizaron la desigualdad social, jamás dotaron de recursos a la Policía, la inversión en educación y salud fueron por demás paupérrimas. Sin embargo, cuando a Lasso le tocó defenderse en la Asamblea -previo a la muerte cruzada- trató a ultranza de hacerle creer al pueblo que ha estado a su lado. Ese recurso manido -típico de la desesperación- en vez de catapultarlo lo sepultó; y con ello quedó demostrado que los mejores publicistas del correísmo fueron Moreno y Lasso.
Mientras al pueblo no se le supla las necesidades más elementales, sus ojos se posarán en el candidato de la Revolución Ciudadana porque de ese lado de la orilla atisban futuro. Del otro extremo -ósea de la derecha- que ahora sí se juega su última carta, han visto priorizar la reserva monetaria, el pago de préstamos y esa macroeconomía que la clase popular no entiende. Se han olvidado de contar con fórmulas que fomenten condiciones de una vida digna. Si la derecha desea librarse del caudillismo que representa Correa tiene que terminar con la pobreza porque mientras exista se corre el riesgo de que aparezca un “salvador”, que no esté alineado a su ideología capitalista y les patee el tablero y el trasero, como ya ocurrió el 5 de febrero.
Las necesidades son las mismas para ambos bandos invertir en el agro, brindar educación de calidad en todos los niveles, proveer a la Policía de los recursos necesarios para combatir a una delincuencia organizada, fomentar la creación de nuevas plazas de trabajo y ser más empáticos con los requerimientos de los más desposeídos. Las cartas están sobre el tapete, ahora le toca al pueblo diferenciar entre quienes les han servido y quienes se han servido del país. Entre propuestas coherentes y estratagemas pueriles. Entre personas comprometidas con los intereses del país y pigmeos mentales. Entre programas de gobierno desgastados o propuestas congruentes. Entre verdaderos discursos de conceptos sustentados o faramallas cargadas de fanatismo. Agarre palco que la contienda recién empieza. El correísmo bien organizado y con 30% del voto duro vs la derecha dispersa, llena de egos y bufones inverecundos a quienes no les alcanza el sueldo. (O)
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