Johnny Alvarado Domínguez – Periodista
El caos que vive el Ecuador por la ola de asesinatos y la arremetida del narcotráfico jamás amainó el 20 de noviembre. Solo fue un espejismo. En la inauguración del mundial de fútbol, Ecuador le ganó 2-0 al equipo anfitrión. De lado quedó toda la problemática social y económica que el país arrastra hace muchos años. Bingo para el presidente Lasso, quien en medio de un estado de excepción y con la delincuencia más encumbrada que nunca, logró librarse -al menos un mes- de la estampida mediática que lo acorrala, salvo de aquellos cachiporreros del poder.
Porque el país puede circundar por los albañales más recónditos, pero mientras el pueblo esté dopado con el fútbol, aquí no pasaba nada. El mundial culminó con Argentina campeón y luego de la final volvemos a la realidad.
Regresamos la mirada a la pasividad del Presidente y su séquito de ministros, que le hacen creer que vive en el país de las maravillas. En especial el ´ministro led´ que cada vez que habla confunde al común del público, porque asegura que habitamos en una nación llena de posibilidades y con una economía saludable y boyante.
Sin embargo, la realidad es que la Policía Nacional es ´rehén de la delincuencia´ sin los recursos, ni el armamento para combatirla. Con un crimen organizado y aupado por el narcotráfico que no da tregua.
Que los hospitales están ´enfermos y desahuciados´, sin medicamentos ni los implementos más básicos para garantizar a los pacientes una atención digna. La educación ´reprobada´, con establecimientos en condiciones precarias y un modelo paupérrimo que pide reformas inmediatas. A eso súmele un sistema judicial en donde la injusticia campea.
Un punto que a muchos les puede sonar baladí, pero que también forma parte del desgaste institucional que vive el país de la mano del presidente banquero, es el deterioro del parque Samanes. Una de las obras ícono del correísmo, hoy presenta ribetes de abandono y colapso. Desordenado y desatendido. Se nota que el mantenimiento del lugar no es prioridad del gobierno del encuentro. De ahí que se convirtió en un vestigio en donde nadie quiere dar la cara, ante la mirada de cientos de visitantes que llegan al lugar cada fin de semana.
Pero ante la debacle nacional el ministro led, el Pablito -que no clava ni un clavito- nos quiere hacer creer que estamos en nuestro mejor momento. Que no hay mejor cosa que nos haya pasado en nuestra historia, que haber elegido a Lasso presidente, que las oportunidades del empleo están a la orden del día. Que se ordenó las finanzas de tal forma, que ahora el mundo confía en nosotros. Sin embargo, la realidad es que caemos en picada ante la mirada de los ecuatorianos que se preguntan ¿Dónde están las oportunidades? Pablito presentó su Proforma Presupuestaria para el 2023, ahí se refleja la reducción de impuestos y del déficit fiscal. Finanzas asegura un récord en ventas. Sin embargo, desde el 2017 la inversión en obra pública va en detrimento.
Ya lejos de partidos mundialistas, de goleadas históricas y de jugadas de ensueño; los reflectores se apagaron y nos obliga a regresar a la realidad. Sí, a esa realidad que está en las calles, en el sobresalto de los transeúntes. En los hospitales, en la impotencia de quienes ven morir a sus familiares por falta de medicinas. En los colegios, en la desazón de los padres de familia que atisban el escaso conocimiento que adquieren sus hijos. En la ama de casa que debe hacer malabares para dar de comer a los suyos, ante el aumento en el precio de los alimentos. En el padre de familia que sale en busca de un empleo y no lo encuentra. Esa es la realidad nacional. Bienvenido presidente… despierte que el mundial terminó. (O)